Katerina Petrova es la cazaectoplasmas más famosa de todo Kazajistán. Ella y su fiel ayudante, P.U.T.A., deben acudir a una humilde casa que denota actividad paranormal. Una vez confirmada la existencia de un espíritu, deciden realizar un exorcismo frente a los pueblerinos que decidan asistir para verlo. Durante la sesión, descubren que una niña del siglo XVI ha poseído a una antigua muñeca de trapo. La pequeña Maribel (o Marivi o Marisol, Katerina no termina de quedarse con su nombre) toma el cuerpo de P.U.T.A. para mandar un mensaje claro: no se irá hasta que se vengue su muerte.
Al final de la sesión, empieza a caer la tramoya y se descubre que igual no había ningún fantasma. Igual Katerina se llama Rocío. Igual P.U.T.A. es simplemente un aficionado al cine. Y quizás, solo quizás, todo lo ocurrido sólo sea una invención de ambos para sacar dinero y no existe ningún fantasma de nombre confuso.
Lo que sí es seguro es que, a partir de ese momento, sus vidas quedarán marcadas para siempre. Y tendrán que enfrentarse a unas tramas dignas de cualquier película de terror (pero a la española, que mola más).